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¿A quiénes favorece la eliminación de los cuatro impuestos en Bolivia?

  • Foto del escritor: boliviamultipolar
    boliviamultipolar
  • hace 15 minutos
  • 3 Min. de lectura
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La identificación de candidatos electorales sea de “izquierda”, “derecha” o “extrema derecha” solo sería papel y humo si no tuviéramos la posibilidad de medirlos por sus acciones y sus políticas.

 

El 19 de octubre, el campo popular boliviano tuvo que ejercer un voto chantaje ante la gigantesca campaña de Tuto Quiroga (extrema derecha y/o fascista) que, respaldada por toda la oligarquía en todas sus variantes, los medios privados de comunicación y la millonaria campaña, hacían temer la posibilidad de su triunfo. El sujeto social popular y la población, conocedora del banzerismo y el fascismo, no podían con su ausencia (al no contar con candidato propio) dar lugar a que la extrema derecha se haga del gobierno. Así votó por Rodrigo Paz, por uno de los peores programas, con sigla alquilada, con listas incompletas, sin estructura, sin militancia, sin cuerpo y esencia. Aunque parezca paradójico, ese fue un voto pensado. Para las grandes mayorías no había otra manera de impedir el regreso del banzerismo. Presionaba a amplios sectores populares el chantaje si no quería ver a Tuto Quiroga como presidente. De ahí que Rodrigo Paz sea un accidente político, un accidente histórico.

 

No podemos negar, sin embargo, que muchos sectores vieron en el candidato vicepresidencial Edman Lara una identidad de clase, la opción instintiva que hizo ganador al binomio Paz-Lara.

 

Lo evidente del binomio ganador del Partido Demócrata Cristiano (PDC), partido prácticamente inexistente en los últimos 30 años, usado solo para campañas –aunque cueste creer– como lo fue el año 2020 por el candidato Chi, el año 2014 por Tuto Quiroga y este 2025 por Paz Pereira, es que programática, discursiva, orgánica y políticamente es de derecha, es neoliberal, es reaccionaria, es antipopular, antiindígena, antinacional, sin contar los lazos con el narcotráfico del padre (Jaime Paz Zamora) debido e internacionalmente conocido y sentenciado. Si alguien tiene dudas, por sus obras los conoceremos.

 

El 25 de noviembre Paz Pereira y su ministro de Economía, Espinoza (exdirector del Banco Central de Bolivia de la golpista Áñez), en una desabrida conferencia de prensa ante la expectativa del país anunciaron cuatro abrogaciones de impuestos ¿para favorecer a quién? No a la economía popular que sigue resistiendo el alza de los precios de la canasta familiar, la ausencia de dólares, la incertidumbre y un ensanchamiento de la pobreza. Cuatro impuestos: a las grandes fortunas (IGF), a las transferencias financieras (ITF), al juego (IJ) y a las promociones empresariales (IPE). Ninguno que favorezca al pueblo trabajador, a los campesinos, a los pequeños productores, a las miles y miles de personas que viven de mover la economía nacional. Medidas sin ningún impacto real, distractivas, superfluas, demagógicas y miserables como el mismo Gobierno lo dijo.

 

Dice el ministro Espinoza que los cuatro impuestos no significan ni el 1% de la recaudación fiscal, aunque a reglón seguido afirma que lo más importante para el Gobierno actual es contar con más ingresos. No dijo a la población que en 2024 se recaudó por el impuesto a los más ricos (IGF) 168 millones de Bs, cuando el costo anual del Bono Juana Azurduy es de 165.2 millones de Bs; que los 414 millones que se dejará de percibir por los cuatro impuestos representan el 90% del Bono Juancito Pinto. El gobierno de Paz Pereira se llena la boca de lucha contra la corrupción, cuando deja libre el antro que es el juego de azar, cueva del ilícito y de las mafias.

 

La oligarquía cruceña, la financiera, Doria Medina, Marinkovic, los Kuljis, los Camacho y los ricos en Bolivia deben estar satisfechos, pues este Gobierno los representa, los defiende, los protege. Para ellos y por ellos se quitará esos impuestos. Todo gobierno representa los intereses de unas clases contra otras. El Gobierno actual operará en adelante –si su gestión concluye– en favor de los intereses antinacionales, en favor de los más oscuros intereses de los empresarios. Con estas medidas el Gobierno, que renunció desde su inicio a la soberanía, nos dijo a quiénes servirá. No solo que no cumplió su palabra en la campaña electoral de no arrodillarse ante los organismos internacionales a quienes dijo no acudiría. No hubo en las medidas económicas ningún cambio de fondo, ni de la subvención a los carburantes, ni sobre los dólares y menos sobre estabilidad de precios de primera necesidad. Lo que vemos en Rodrigo Paz es la voluntad servil con los intereses del capital. Exactamente lo contrario de los intereses populares, nacionales, patrióticos y sociales.

 

La restauración neoliberal es su programa de fondo. Que nadie se deje engañar, pues tenemos al frente a un nuevo demagogo que ha hecho de ese estilo su más querido y permanente gesto.

 

 
 
 

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