La palabra esquí proviene del antiguo noruego «skíth», que significa palo o trozo de leña y que hacía referencia a la tabla utilizada en los pies para deslizarse sobre la nieve. El explorador y científico noruego Frodtoj Nansen, documentó la existencia de palabras similares en los dialectos fineses y en las regiones de Siberia y de Mongolia para referirse al mismo objeto con un uso documentado desde el Neolítico. En 2016 la prensa noruega hizo eco del ataque sufrido en uno de los yacimientos arqueológicos más famosos de Noruega, el sitio arqueológico de Alstahaug, donde un joven vandalizó un grabado rupestre que representa un hombre con unas tablas de esquí, una de las primeras pruebas de que los habitantes de la zona en el Neolítico, 5000 a.C., ya utilizaban estas tablas para desplazarse sobre la nieve. La figura de este grabado había inspirado a los creadores de los pictogramas de los Juegos Olímpicos de Lillehammer de 1994. Este grabado no es la única prueba de su uso en el norte de Europa, los esquís más antiguos hasta el momento están datados en el 6000 a.C., y proceden de Vis, Rusia, unas tablas de madera que tenían tallado en la punta la cabeza de un animal que servía de freno.
Existen más restos arqueológicos en Noruega, en los sitios de Kalvträst, 3200 a.C, y Telemark, de 1800 a.C. Sin embargo, no encontramos la primera referencia escrita hasta el siglo VI d.C, cuando el escritor del Imperio Bizantino Procopio de Cesarea describe la curiosa actividad en su Historia secreta. Asimismo, fuentes chinas de la dinastía Han mencionan que en sus regiones septentrionales los cazadores empleaban «caballos de madera» atados a sus pies para seguir a sus presas. De manera progresiva esta forma de desplazamiento entró en la cotidianeidad de los pueblos del norte de Europa. En el siglo XI se sabe que los rusos formaron sus primeros batallones de esquiadores ytambién en Noruega como pone de manifiesto el historiador y teólogo danés Saxo Grammaticus,quien escribió la Gesta Danorum el siglo XIII narrando acontecimientos del siglo anterior como la victoria de los noruegos sobre los lapones en la batalla de Oslo donde las tropas del rey Sverker contaban con un destacamento integrado por esquiadores al mando del oficial Pavel Belte. Estos destacamentos sobrevivieron en Noruega como refleja el pintor del siglo XIX, Knud Bergslien, quien representa una escena clásica de la historia de su país en el cuadro «Birkebeiner», donde dos esquiadores, salvan al príncipe Haakon, hijo del rey Håkon Håkonsson, durante el invierno de 1206.
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