Fernando Quispe Ayala

El gobierno de Bolivia, encabezado por el Ministro de Hidrocarburos, Alejandro Gallardo, ha expresado su preocupación por la politización del tema de la industrialización del litio en el país, en un contexto en el que la extracción y
refinación del mineral estratégico se han convertido en el centro de debates y controversias políticas. En este sentido, Gallardo instó a separar el ámbito técnico y económico de las discusiones políticas, ya que, según él, el futuro del litio debería ser abordado como una cuestión económica y no como un tema de confrontación política.
Recientemente, los contratos suscritos por Yacimientos de Litio Bolivianos (YLB) con empresas extranjeras, en particular con la firma rusa Uranium One Group y el consorcio chino Hong Kong CBC, han generado una fuerte polémica. Estos acuerdos, que suman más de 2.000 millones de dólares, están pendientes de aprobación en la Asamblea Legislativa y han sido objeto de críticas por parte de varios sectores políticos y sociales del país. Se les acusa de ser “entreguistas” y de poner en peligro el control de Bolivia sobre sus recursos naturales, al abrir la puerta a la participación de grandes empresas internacionales en el desarrollo del litio boliviano.
Frente a estas críticas, el ministro Gallardo defendió los contratos y aclaró que Bolivia no perdería el control sobre el litio. Según él, YLB mantendrá el control de cada fase de los proyectos, asegurando el 51% de las utilidades generadas, lo que garantiza que el país se beneficiará de la explotación de este recurso estratégico. Además, subrayó que las inversiones extranjeras no solo son necesarias, sino beneficiosas para Bolivia, ya que las empresas internacionales asumirán los riesgos asociados al desarrollo de los proyectos, mientras que el país se beneficiará de los resultados económicos a corto plazo.
En su intervención, Gallardo hizo hincapié en que Bolivia debe aprovechar su posición privilegiada como uno de los países con mayores reservas de litio en el mundo y demostrar que tiene las condiciones necesarias para recibir inversiones extranjeras en este sector. Reiteró que, con la actual alta demanda de litio a nivel mundial, es una oportunidad única para el país, que podría per/derla si no se aprovecha este periodo de crecimiento tecnológico y expansión de la industria del litio.
El ministro de Hidrocarburos también destacó que la política de apertura hacia las inversiones extranjeras no debe verse como una amenaza, sino como una forma de obtener beneficios tangibles para el país. Afirmó que el Gobierno debe seguir siendo una "ventana abierta al mundo", ya que este enfoque permitirá el desarrollo de la industria del litio en Bolivia, lo que traerá consigo importantes beneficios para la economía nacional.
Es importante recordar que la explotación del litio es un tema clave en la agenda económica de Bolivia, dada la creciente demanda mundial del mineral, especialmente debido a su uso en la fabricación de baterías para vehículos eléctricos y dispositivos electrónicos. La necesidad de asegurar el futuro de esta industria en Bolivia es más urgente que nunca, y las autoridades bolivianas sostienen que las inversiones extranjeras pueden jugar un papel fundamental en este proceso.
En resumen, el Gobierno de Bolivia hace un llamado a no politizar el desarrollo del litio, subrayando que es una cuestión técnica y económica que debe ser abordada con pragmatismo y visión a largo plazo. La apertura a la inversión extranjera, según las autoridades, es esencial para garantizar que Bolivia pueda aprovechar al máximo sus recursos y mantener el control sobre la industrialización del litio, al mismo tiempo que se beneficia de los avances tecnológicos y las oportunidades de crecimiento económico.
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